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"Malandros" muertos protegen del mal en Venezuela


Bajo el inclemente sol que azota al cementerio lleno de maleza y escombros, un santero fuma un tabaco mientras balbucea frases breves sobre la vida de Ismael, un antiguo delincuente a quien ahora se le conoce como el "santo malandro".
Un tatuaje que tenía Ismael -un halcón en una motocicleta- es el símbolo de los devotos de la Corte Calé o Corte Malandra, conformada también por Malandro Ratón, Isabelita, Luis, Miguelito, Antonio y otros antiguos malhechores que vivían en barriadas populares.

Inicio del culto

“El culto se inicia con Ismael, que fue un malandro (delincuente) que en sus tiempos robaba a los que tenían, para ayudar a los que vivían en su comunidad", comenta Yamileth, vendedora en una tienda de objetos espirituales y devota de Ismael.
Pero este "santo" y sus compañeros son buscados como guardianes contra la delincuencia y la maldad, en un país donde semanalmente mueren decenas de personas debido al alto índice de criminalidad.
“No solamente nos ayudan para que no nos vayan a robar, para que protejan el negocio, sino que también son entidades que nos pueden ayudar a la evolución, a conseguir empleo", dice la joven que participa en sesiones espiritistas donde afirma se le han manifestado varios miembros de la corte.
Los creyentes sostienen que los fallecidos delincuentes buscan reivindicarse alejando del mal a quienes andan en actividades ilícitas.
“Como él ya estuvo en esa vida de malandro pienso que puede ayudar a muchos a salir de ese mundo”, dijo Mayra Marín, una contadora de 43 años que hace pocos meses conoció el culto.

“Vela, tabaco, anís y salsa brava”

La "niña", una mujer de 26 años que entró al culto tras pasar cuatro meses al borde la muerte debido a un bala que atravesó su cabeza, es la encargada de velar por las ofrendas que son llevadas a las tumbas de Ismael, malandro Ratón e Isabelita en el Cementerio General del Sur de Caracas.
Entre el olor a flores mezclado con el humo del tabaco, la "niña" comenta que durante los tres años que ha estado viviendo dentro del camposanto ha visto desfilar por el lugar desde ancianas hasta generales y comisarios de policía.
"La gente viene a pedir por muchachos que están presos, con problemas de conducta, drogadicción o porque andan en el mundo delictivo, y también vienen muchachas jóvenes a pedir porque el marido les pega", explicó.

De acuerdo a los devotos, cualquier persona puede pedir a la corte y para pagar el favor recibido. Sólo debe ofrendarle un cirio de siete colores, un cigarrillo, un vaso de anís y una canción de salsa muy movida.
Las figuras de los “santos” se encuentran ahora con más regularidad en las tiendas de santería y entre los vendedores ambulantes.
Por menos de 10 mil bolívares se consiguen las musculosas figuras, armadas con revólveres y vestidas con lentes oscuros, camisetas de baloncesto y gorras, que recuerdan la imagen de los raperos actuales.
“Estamos claros que eso es un yeso, una imagen, la devoción se la pone la persona”, comenta Yamileth, quien afirma que en su tienda las imágenes son cada vez más demandadas.

Culto polémico

Las versiones sobre el origen del rito son numerosas.

Idelfonso Godoy, con casi 50 años laborando en el cementerio, dice haber conocido al malandro Juan Francisco Carrillo -alias Ismaelito- y afirma que no está en la tumba donde actualmente peregrinan sus devotos.
“Hace 15 ó 20 años vino un santero por aquí buscando la tumba de Ismaelito y yo le dije que estaba enterrado por allá arriba pero él lo fundó (el culto) aquí y ahí se quedó”, dijo Godoy.
Autoridades del camposanto, donde suntuosas estatuas y lápidas antiguas fueron desvalijadas e incluso algunas tumbas han sido profanadas, vigilan el presunto sepulcro de Ismael pues alegan que algunos visitantes acuden al sitio a consumir alcohol y drogas.
A pesar de que Venezuela es un país mayoritariamente católico, existen cultos esotéricos basados en ritos traídos por los esclavos africanos durante la colonización española y en las creencias indígenas, que son practicados por personas de todos los niveles sociales.
A pesar de ser netamente venezolano, los creyentes afirman que el culto ya está empezando a ser conocido en otros países como Cuba y España.
Sin embargo, no todos los practicantes de cultos esotéricos apoyan la devoción hacia la Corte Malandra por considerar que se están invocando energías negativas.
"¿Qué tipo de energía puede venir a través de una corte malandra?", dijo Raiza López, quien lee el tarot en otra tienda. "Nosotros ni tenemos nada de esas cosas aquí ni las usamos, porque es ponerse en contacto con una energía muy baja".
Pero los devotos del culto no hacen caso a las críticas y defienden la reivindicación de los malandros. "Una de las formas de reparar eso que hicieron en vida es ayudando a través del culto a las personas a seguir adelante", concluyó Yamileth mientras abrazaba una imagen de Ismael.

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