No sé en qué momento pasó el
tiempo, pero ya son 10 años del cierre de RCTV y cómo todos los años -desde
entonces- el 27 de mayo se ha convertido en una fecha icónica para exigir libertad
de expresión en Venezuela.
Este año, tal petición estuvo
acompañada de una marcha, como en otras oportunidades. La caminata de este año
fue especial porque vino precedida de casi dos meses de protestas callejeras,
porque vino precedida de un golpe de Estado desde el propio Tribunal Supremo de
Justicia que intentó liquidar al Parlamento, porque viene precedida de un
intento desesperado por acabar con la Constitución, pero sobre todo, porque
vino precedida de más de 60 jóvenes asesinados por atreverse a soñar con la
libertad, que al fin y al cabo, es la consigna de todo periodista.
La cita fue esta vez en el
sector Pozuelos de Puerto La Cruz bajo un sol que nunca bajó su intensidad.
Desde un pequeño camión 350 con un sonido más bien modesto para una
concentración callejera, una voz insta a los manifestantes a retroceder: “Dejen
a nuestros periodistas encabezar la marcha. Ellos son los protagonistas hoy”,
dice el hombre con respeto.
Es raro, pasas cinco años en la
universidad escuchando que nunca debes ser el protagonista de nada, que la
estrella es la noticia, pero de pronto, en esta Venezuela convulsionada tienes
que ponerte al frente de una marcha para exigir que te dejen informar.
Es obvio que la banda sonora
para subir el ánimo de los caminantes incluye los temas “Un amigo es para
siempre” y la versión de Kiara de “Cuando un amigo se va”, las dos canciones
con las que lloramos la partida de RCTV y que diez años después te siguen
aguando el guarapo.
Quizás muy pocos amigos lo
saben, pero fue RCTV la principal razón por la cual decidí estudiar periodismo
cuando no sabía a qué me dedicaría. Fue durante la tragedia de Vargas, fue al
ver la labor de periodistas como Ana Virginia Escobar, Érika Corrales, Luisiana
Ríos, Javier García, Isnardo Bravo, por mencionar solo algunos de esas personas
que se convirtieron, en ese momento, en el único puente para que desaparecidos
se reencontraran con su familia, en el puente para denunciar que el Estado no
estaba preparado para un evento como ese y que la tragedia que se vivía por la
falta de prevención era aún peor y desesperante que el propio deslave, ver cómo
esas personas eran capaces de sentir como suya la tragedia que vivía el otro.
Fue ahí cuando supe lo que quería hacer y dónde lo quería hacer: Quería ser
parte de El Observador de RCTV.
Por ejemplo, no recuerdo que en
ninguna clase me dijeran cómo debo actuar cuando a un compañero que está
conmigo cubriendo una manifestación es impactado por perdigones porque algún
funcionario decidió que éramos un blanco ¿debo tomar una piedra y defendernos o
no?. Nadie me dijo qué se debía hacer cuando un colega era despedido por pensar
distinto. Así como nadie tampoco me dijo qué hacer cuando alguien decide que la
verdad ya no es la prioridad en una noticia.
En el pensum tampoco hubo una
materia para enseñarnos cómo actuar cuando, a través de operaciones dudosas, el
enemigo de la verdad se hace dueño de un periódico como Últimas Noticias o
Globovisión. ¿Se debe abandonar distancia del medio inmediatamente y abandonar
el medio o quedarse y luchar contra el sistema desde adentro?
Recuerdo que me dijeron que
siempre había que recurrir a la fuente oficial para confirmar una información,
pero ¿qué pasa cuando esa fuente miente deliberadamente para desvirtuar un
hecho? La lógica indica que hay que buscar testimonios, pruebas y evidencias
que hagan que la verdad sea la vencedora, pero nunca me dijeron qué se hace
cuando ir por la verdad implica que alguien pierda su empleo, le anulen su
pasaporte o le amenacen la familia.
Lo cierto es que poco de lo que
nos enseñaron durante cinco años en la universidad es aplicable a la realidad
del ejercicio del periodismo en la actualidad y esta reflexión la hago al
encontrarme en la marcha con compañeros de promoción y estoy seguro de que
ellos tampoco se imaginaban este panorama cuando soñaron con convertirse en
periodistas, así que decido preguntarles y sus respuestas son la razón de ser
de este post.
Andrés Astudillo
Diario El Tiempo y El Mío
Andrés fue quizás el alumno más
brillante durante la carrera, todos sabíamos que pronto llegaría a estar al
frente de una sala redacción por la seriedad con la que se tomaba lo que son
los valores y la razón de ser del periodismo. Tenemos en común el hecho de que
ambos comenzamos a hacer reporterismo mucho antes de graduarnos.
-¿Andrés, alguna vez te
imaginaste en la universidad que llegaríamos a ejercer el periodismo en
condiciones como las actuales?
Pese a que para la época ya
habían unos pininos de situaciones y abusos, nunca pensé que llegaríamos a este
estado de indefensión para el periodista, que al final es indefensión para el
lector, porque no es que al periodista le gusta ir libre por el mundo preguntando
cualquier cosa, es que cuando eso se impide, entonces el lector deja de recibir
información.
Por ejemplo, hay autoridades que
creen ser muy abiertas con los periodistas y no siempre ser abierto se traduce
en ser una fuente precisa, en ser la fuente más idónea para dar esa
información. Aquí hay gobernantes que hablan de salud, que hablan de seguridad,
que hablan de infraestructura. No chico, a ti no te toca hablar sobre lo que no
es tu competencia solo por figurar.
- ¿Crees que hemos sabido hacer
frente a la censura?
Pasa que a veces callamos por un
sueldo y por un cestaticket, porque de verdad tenemos hambre. Nosotros no somos
ajenos a los problemas del venezolano, somos ciudadanos que necesitamos nuestro
trabajo. Aquí hay periodistas que botan por el simple hecho de que lo vieron en
una marcha y nadie hace nada. Pasó en la gobernación recientemente. Aquí hay
periodistas que están encerrados en sus cuartos viendo en redes sociales lo que
está pasando porque si se asoman a las manifestaciones pierden su trabajo. Pero
también hay periodistas que están en la calle con la gente, haciendo lo posible
por cumplir con los principios de la profesión y eso es gracias a su formación
y es lo que merece ser destacado.
- ¿No temes que las nuevas
generaciones de periodistas se formen creyendo que este grado de censura es lo
normal?
Asesora comunicacional
Después de mucho tiempo veo a
Neulys, nos prometimos tomarnos un café juntos hace casi dos años y hasta el
sol de hoy no lo hemos hecho. La verdad es que en la universidad no fuimos
grandes amigos ni coincidimos en los mismos grupos de estudios ni de rumbas,
pero la vida nos puso a trabajar juntos una vez salidos al mercado laboral.
Ella es, por mucho, la persona con la que mejor llave he hecho a la hora de
coordinar un equipo de periodistas. Tenemos estilos tan distintos que creo que
en esa diferencia logramos un equilibrio que hace que las cosas funcionen. Ella
apegada rigurosamente a una agenda y a tenerlo todo planificado y yo con mi
desorden y esa convicción de que las cosas improvisadas se disfrutan más y
salen mejor. No sé cómo, pero de alguna forma, juntos funcionamos.
En el tiempo que fuimos
coeditores de un diario nunca lo hablamos, supongo que el ajetreo del día a día
no te da tiempo a reflexionar. Así que aprovecho que me topo con ella en la
marcha y le hago las mismas preguntas.
- ¿Te imaginaste alguna vez esto?
- ¿Hemos estado a la altura de
este compromiso?
- No. Los periodistas no hemos
estado a la altura de este compromiso porque el periodista tiene el medio para
decirlo más allá de la empresa para la que trabaja. Si a ti el medio te
censura, entonces dilo en tus cuentas de redes sociales, tú debes convertirte
en defensor de esa información. Creo que nos falta un poco de cultura en cuanto
a las redes sociales, pero lo podemos lograr. Oye, si a ti te dice tu editor
que eso no va, entonces ve y súbelo en tu Twitter: “esta es la foto que no me
dejaron publicar el periódico”, por ejemplo. Ah, que vas a perder el trabajo, pero
si ya lo perdimos todo, ya todo está perdido… perdimos el medio, perdimos la
libertad, perdimos los canales de TV y nos quieren quitar la calle, entonces
vamos a rescatarlo.
- ¿Y cómo ves a los nuevos
periodistas en todo esto?
Periodista de El Mío y El Pitazo
El caso de Giovanna es uno de
esos giros que más me sorprende. De las aulas de clases la recuerdo como una de
las más tranquilas y callada. Si hace diez años alguien me hubiera dicho que
ella sería una gran periodista de sucesos y representante del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Prensa, me le hubiera reído en la cara.
Definitivamente nadie sabe qué depara el destino. Así que hago el mismo
ejercicio con ella:
- ¿Esto fue lo que aprendimos?
- Hay mucha censura en todos los
medios, definitivamente no estamos trabajando como aprendimos en las aulas de
clase. Nos enseñaron que nuestro deber era informar de manera veraz, oportuna e
imparcial y la imparcialidad está quedando a un lado. Nuestra realidad es la
censura, las agresiones y las represiones que están viviendo los periodistas en
las calles y frente a eso lo que hay que hacer es reforzar los valores que
aprendimos en la universidad.
Sobre si hemos sabido afrontar
estas situaciones, traga grueso al responder: “Nos hemos acostumbrado, porque
así ha venido actuando el venezolano. Pasamos un momento de protesta, nos
llenamos de euforia y al poco tiempo se nos pasa y se nos olvida y, eso es lo
que está ocurriendo diariamente. Cada día es una situación diferente, cada día
es un ataque diferente por parte del oficialismo que no te da chance a
reaccionar. Represión y censura a diario es lo que vivimos”.
Asesora comunicacional y
profesora
En la marcha no solo estaban
algunos de mis compañeros, también pude ver a María Eugenia. Ella fue una
profesora muy especial. Siempre vestida de negro, con sus cortes de cabello muy
característicos y una de las más difíciles de sacarle una nota alta. Siempre
tan políticamente correcta, siempre tan apegada a que las cosas se hagan bien.
No me imagino cómo debe estar viviendo este caos.
Del breve diálogo con ella me
impresiona que diez años después sigue pareciendo que tiene una respuesta para
todo, diez años después sigue enseñando aunque sea, en esta conversación
informal.
- Profe, en clases nunca nos
prepararon para trabajar en medio de este cerco
Lo más importante es que a pesar
de que ustedes fueron formados en una época donde no han conocido lo que es la
democracia saben y tienen esos valores bien internalizados y lo están
defendiendo a toda costa. Sí lo van a lograr, sí van a poder hacer el ejercicio
de su profesión en democracia y eso va a ser pronto.
No sé el porqué, pero por mucho
que pase el tiempo uno siempre tiene la necesidad de recibir el visto bueno de
sus mentores, de las personas de las que aprendiste, así que no aguanto la
tentación de recibir una nueva evaluación de su parte.
- ¿Cómo cree que estamos
haciendo esto, cómo hemos improvisado el trabajar en estas circunstancias?
- Lo han hecho buenísimo, porque
ninguno de los comunicadores ha desmayado. Inclusive, te voy a decir que hasta
los que pensaban distinto, los que estaban apoyando al gobierno deben estar
haciendo algún tipo de reflexión acerca de lo que significa no permitirle a tu
compañero que se exprese cuando él tiene tanto derecho como tú para hablar y
para decir lo que piensa.
Nosotros siempre debemos luchar
para que nuestro compañero, no importa de qué lado esté, tenga la posibilidad
de expresarse libremente, porque de eso se trata. No es solamente la premisa de
hacer periodismo, es que la información es un derecho humano, es un derecho que
está consagrado en nuestra Constitución y que tenemos que defenderlo.
-Como gremio sabemos que estamos
haciendo lo que podemos, ¿pero qué pasa con la gente que enciende la televisión
y no ve que nadie pasa las marchas en vivo? ¿Qué va a pasar con el periodismo
una vez que esto termine, si es que termina?
¿Qué tenemos que hacer nosotros?
Bueno, esperar a que los miedos estén un poco más bajos y buscar la forma de
seguir informando. De todos modos, no te creas que en democracia no hay presión
sobre los medios, porque a nadie le gusta que se diga la verdad. Los
periodistas somos muy incómodos.
Cuando cambie esta situación,
nosotros nos tenemos que pasar a la acera de enfrente para poder ver a nuestros
gobernantes y llevar al pueblo la verdad, para que podamos decidir por quién
queremos votar, con quién nos queremos quedar y podamos decidir cuál es el
sistema que queremos.
Vamos a explicarle a la gente
cuál es nuestro objetivo, lo que estamos haciendo, que estamos defendiendo no
solamente nuestros derechos, sino que estamos defendiendo el derecho de ellos a
estar informados. No hay que desmayar, hay que tener fe, seguir trabajando y
nunca se olviden cuál es nuestro objetivo primordial, que es poder decirle a la
gente la verdad de lo que está sucediendo en su entorno para que puedan tomar
una decisión de lo que vayan a hacer
mañana.
Ah, en la marcha también me topé
con Daniel Parra. Supe que era él al recibir un coñazo en la espalda y escuchar
“¿Qué pasó mijó?, ¿Cómo estáis?”. Marico, quién le habrá dicho a los maracuchos
que esas son maneras de saludar a alguien. Pero a él no lo fui a buscar para
preguntarle estas cosas, no quise exponerme a recibir otro mamonazo, ahora de
despedida.
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