Entre lo complicado que se muestra el mundo y, lo que cada ser humano se enrolla a diario, perdemos tiempo para amar.
Mentiría si no dijese que en este momento que yo mismo estoy impresionado de esta hazaña tipo “cliché”. Pero es cierto. Nada me habría resultado tan épico en tanto tiempo; que volver a escribir una “simplicidad” fundamentada en aquella energía que notoriamente hemos expulsado de nuestras almas.
Al parecer los libres pensadores si existen y aunque distantes se les pudiese imaginar, parecen estar conectados tales peces al mar. Indiscutiblemente, habrá unos que apostarán al positivismo, mientras existen otros que solo se limitarán a experimentar.
Este es el tiempo del espíritu decían mis voces interiores y decidí escucharles. Les busqué y aunque aún no las tengo a todas en la cercanía de mi aura, puedo asegurar que no existe algún agente externo que pueda arrebatarme las ganas que incluso tengo de amarte a ti en este momento.
Algunos lo dirán y lo multiplicarán. Otros quizás lo piensen, pero al final todo seguirá estando igual; pese a que la jornada que pudiésemos utilizar para dejar de arrastrar lo que no importa, pase en vano para continuar la vida sin aliento.
Despertar no resulta tan difícil cuando te lo fijas como una meta alcanzable. Creer en lo que piensas te hace único. Por ello, argumentar que el amor es aplicable para ciertas circunstancias y modelos es imperdonable, incluso, triste.
Caminar sin rumbo nunca es tiempo perdido si has aprendido amar. Despójate y únete al llamado de la conciencia universal. Posiblemente te enseñe a querer con honestidad y valentía.
Quizás no te parezca y si así es, déjalo pasar que tal cosa no te hará menos que otros.
Yo puedo amarte porque he comprendido que el amor nace de nuestro interior. Abrázame si quieres. Te responderé.
Escrito por Gustavo Osorio el 19 de noviembre de 2012.
Comentarios